
Con un solo vaso de nada
inundé de mares el cálido desierto.
Con un solo aliento
adormecí un rugiente volcán.
De un solo salto elevé mi cuerpo
hasta la inmensidad de un astro.
Con una sola mano
aplaqué la ferocidad de una guerra.
Con una sola lágrima
apagué toda la fuerza
del más devastador fuego.
Un sola palabra me bastó
para crear el mundo otra vez.
Cualquier cosa, dicen,
puede la imaginación,
poder irresistible de la mente apasionada;
poder inagotable y vivo;
poder mágico y maravilloso;
poder, digo, traidor a veces,
desesperanzador y confuso,
ensombrecido y débil,
que lo permite todo…
Todo, menos descifrar un amanecer a tu lado,
en algún lugar, en algún tiempo…
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