
Si no me hablas, te hablo. Con una sola mirada te digo mi mundo, mi pasión y mis sueños. En un solo gesto te brindo silencio, la palabra que no llega y un eco de amor que sin decir nada lo expresa todo. Con una sola mano cuento hasta cinco, hasta cinco caminos que he de recorrer para llegar a este lugar y beberme el amargo milagro de encontrarme enfrente tuya diciendo solo tuya, nunca mía. Con una sola duda te muestro mi recuerdo, imborrable y sentido que, aun sin dejarse rozar, vuelve a penetrar en el sendero de emociones que no atiende a razones ni huidas.
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