
Ilustración: Ernest Descals (https://ernestdescals.files.wordpress.com)
I
El tiempo detiene su péndulo
buscando su última palabra.
La lluvia juega a caer,
ritmo de gota incesante.
El cielo se viste de oscuridad,
final del trayecto,
alguna razón perdida
que se intenta recuperar.
Y un silencio profundo
agota las rendijas del alma,
todo el cansancio de un momento.
II
El tiempo apaga luces,
cruza una lágrima en su trayecto,
sin dejarse tocar una milésima de su cuerpo.
El tiempo sueña, y yo con él,
pero ama con un solo instante en la mano;
se pierde como un soplo de brisa
sin dejar rastro de su llanto.
El tiempo busca mañanas,
un punto en el infinito,
lejano, siempre inalcanzable.
El tiempo busca como busco yo
tu sombra en la noche,
el rumor de tus pasos,
que parece callar
cuando trato de seguirlos.
El tiempo intenta volar,
atravesando siglos en un minuto,
mientras yo juego a flotar sin más
en el eco perdido que lanzó tu voz
hace una eternidad,
hace una vida, hace nada.
III
El tiempo se envuelve en un vendaval
que arrastra cuanto encuentra a su paso
sin dejarse ver ni tocar.
El tiempo se tiñe de mil colores,
rojo intenso a veces,
azul, verde, gris o negro;
negro de locura sin despertar,
de delirio que nunca despertará.
El tiempo es querer y no querer,
ambición y desatino,
deseo y desesperanza,
Incertidumbre y destino,
tiempo de su tiempo.